Este jabón es ideal para pieles con acné, puntos negros, poros abiertos, espinillas, y pieles grasas. No reseca la piel, ya que he he sustituido el agua por pulpa de aloe vera, directamente extraida y exprimida de la planta, además, lleva gel de aloe, karité y por supuesto arcillas verde y roja. Huele a azahar.
La arcilla verde tiene un gran poder de absorción, limpia las impurezas de la piel, es astringente, antibacteriana, purificante, antiinflamatoria, y muchas propiedades más. La arcilla roja además tiene propiedades cicatrizantes.
Sobre el aloe qué decir, yo particularmente me rindo a sus pies. Penetra en las tres capas de la piel: la epidermis, la dermis, la hipodermis, y expulsa al exterior las bacterias y los depósitos de grasa que taponan los poros de la piel. Dado que és un importante regenerador celular, cicatrizante, tonificador, ayuda a evitar las arrugas prematuras y retrasa la aparición de las propias de la edad.
La manteca de karité actúa recubriendo la piel con una película invisible que evita la deshidratación y la protege de las agresiones externas, como el sol, el viento o los cambios bruscos de temperatura. Es muy eficiente en la regeneración de la piel, calma las pieles irritadas, es el más efectivo de los antienvejecimientos que existen en la naturaleza.